La hormiga león es un insecto del orden neurópteros,
que incluye también a los ascaláfidos y las crisopas.
Después de algún tiempo
alimentándose, según la especie hasta 2 o 3 años, la larva realizará un capullo
en la tierra y de ahí saldrá de nuevo un insecto adulto, que curiosamente sólo
vivirá 35 días más.
Esta secuencia de
imágenes muestra una larva de hormiga león sepultándose en la arena, en julio,
con la superficie del suelo a 44º C.
Enterrada, caza a
la espera, atenazando a pequeños insectos, sobre todo hormigas (de ahí su
nombre), con piezas bucales huecas con las que succiona los jugos de su
víctima. Sus larvas, como las de otras hormigas león, excavan pequeños hoyos en
forma de cono, permaneciendo enterradas en el fondo a la espera de presas. Las
hormigas, al caer a estos fosos, resbalan por la pendiente y acaban en las
fauces del diminuto neuróptero. Si se retrasan en su caída, este león de
hormigas las desequilibrará desde abajo lanzándoles decididas paladas de arena
con su cabeza plana. Cuando, al cabo quizás de más de un año, se transforme en
adulto, dejará de cazar a ras de suelo, pero entre el pasto seco podrá ser
capturado por rápidas moscas rapaces, los Asílidos…
Los adultos de hormiga león son completamente
distintos de las larvas. El adulto, en la imagen, se caracteriza por un abdomen
largo y estrecho, y por sus dos pares de alas hialinas, grandes y aún más
largas que el abdomen. Otras especies tienen manchas marrones sobre estas alas.
Las antenas notorias y terminadas en maza y la posición de las alas en reposo
envolviendo el abdomen diferencian claramente la hormiga león de las libélulas.
El adulto tiene costumbres crepusculares; vuela en verano en terrenos secos a
la búsqueda y captura de pulgones. Existe una sola generación anual de adultos.
Video de la
metamorfosis de la hormiga león.
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